Lecciones en el aula 2/4
La Clase Élite
Al día siguiente, en la misma escuela tranquila, el profesor de economía quiso mostrar el otro extremo.
“En clases anteriores, vimos el socialismo”, dijo.
“Hoy, hablemos del capitalismo, de la justicia del mérito. Aquí no habrá igualdad artificial; solo contará el esfuerzo. El trabajo será recompensado, la mediocridad condenada”. Se hizo un silencio denso.
Marie, vivaz y brillante, sintió que le hervía la sangre; quería ganar.
Lucas, tenaz pero común, sintió que la ansiedad se apoderaba de él.
Tom, soñador y distraído, bajó la cabeza; presentía su derrota.
La primera prueba fue un shock; los mejores estudiantes triunfaron, los demás cayeron.
La segunda prueba se convirtió en un circo. Algunos temblaron, otros se regocijaron.
La tercera prueba vio cómo las diferencias se ampliaban, las miradas se endurecían y el éxito de unos avergonzaba a otros. Se formaron camarillas. El profesor, impasible, concluyó.
Eso es mérito absoluto. Los mejores ascienden, los mediocres se desvanecen. Todo esfuerzo tiene un precio, todo éxito una conquista. Marie había ganado, pero ¿a qué precio? Lucas había progresado, pero al borde del agotamiento. Tom, por su parte, sabía que tenía que cambiar o desaparecer.
Moraleja:
Cuando solo reina el mérito, la vida se convierte en un escenario, la excelencia asciende, la debilidad se desvanece. La igualdad apacigua, pero el mérito forja gigantes y olvidados.
Nota:
Lo que es válido para esta clase también lo es para una nación.
Observen el caso de Inglaterra, que eleva al individuo por encima del colectivo.