Reflexiones tras las observaciones del CEMA: Hace setenta años, la filósofa Hannah Arendt, quien huyó de la Alemania nazi, nos advirtió. Su advertencia no fue que las mentiras prevalecerían, sino que la gente se agotaría demasiado como para preocuparse por la verdad.
Hannah Arendt no estudió el totalitarismo en los libros. Huyó de él.
Nacida en 1906 en Alemania, en un mundo de ideas y debates, estudió filosofía con algunas de las mentes más brillantes del siglo XX, Martin Heidegger y Karl Jaspers. Entonces, los nazis llegaron al poder.
En 1933, esta intelectual judía fue arrestada brevemente por la Gestapo. Liberada una semana después, comprendió lo que se avecinaba. Huyó de Alemania ilegalmente, pasando por Checoslovaquia y luego por Francia. Cuando Francia cayó en 1940, fue internada en un campo de concentración. Escapó durante el caos del colapso francés. Con visas de emergencia, documentos falsos y un coraje desesperado, cruzó fronteras mientras Europa ardía. Llegó a Portugal y finalmente a Nueva York en 1941. Sobrevivió. Pero nunca olvidó lo que vio.
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