¿Qué es el Sol?
                        
                        
                        
                        
                        
                        
La Tierra pertenece a una gran familia: el Sistema Solar. 
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
En su centro se encuentra una estrella, nuestra estrella, a la que hemos llamado Sol. Digamos de entrada que es una estrella promedio, incluso pequeña, en términos de luminosidad, tamaño y temperatura.
Esta bola de gas caliente, hidrógeno, que gradualmente se transforma en helio, tiene una superficie cercana a los 6000 grados. Huelga decir que en su centro, donde la presión es tan considerable que los átomos de hidrógeno se transforman en helio, la temperatura es de 15 millones de grados, lo cual, admito, ya no significa nada para nosotros los humanos.
A menudo me preguntan por qué brilla una estrella. La respuesta es sencilla: porque está caliente. Como una bombilla.
Dado que el Sol es una estrella, de ahora en adelante, supongamos que todas las estrellas son soles. Es exactamente lo mismo. Nuestro Sol es amarillo, pero con una luz blanca; Podemos encontrar estrellas azules y rojas... El color de una estrella indica su edad, pero sobre todo su temperatura. Y es lo opuesto a los grifos del baño. Una estrella azul es muy caliente, quizá 20.000 grados, como Rigel, por ejemplo, en la constelación de Orión, mientras que una estrella roja, como Antares en Escorpio, solo está, por así decirlo, a 4.500 grados
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
Los planetas orbitan el Sol a diferentes distancias y, por lo tanto, reciben su calor a distintas temperaturas.
Mercurio, el más cercano al Sol, tiene una temperatura de 450 grados. Podríamos pensar que Venus, al doble de distancia del Sol que Mercurio, debe ser más fría. Para nada. Tiene 480 grados, y deberíamos inspirarnos en esta realidad para ser más respetuosos con nuestro planeta Tierra. Hablaré de esto con más detalle cuando les presente a Venus más adelante y su aterrador efecto invernadero.
                        
                        
                        
                        
                        
                        
Observando el Sol.
                        
                        
                        
                        
                        
                        Con la asociación 
cielmonami, siempre comenzamos nuestras tardes presentando y observando el Sol. Aquí nuevamente, debemos superar la reticencia de algunos que piensan que no deberíamos mirar al Sol en absoluto, de lo contrario perderíamos la vista inmediatamente. Esto es cierto con los instrumentos ordinarios, pero la tecnología actual nos ha proporcionado herramientas muy potentes para observar nuestra estrella. No miramos en luz visible, sino solo en una longitud de onda: hidrógeno alfa (656 nanómetros). No hay problema.
                        
 
                        
                        
                        
                        
                        
                        
Con este carísimo instrumento, se revelan las dos principales curiosidades aparentes del Sol: las manchas solares, que en realidad son áreas más frías que el resto de la superficie, de ahí su color diferente 
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
y, por supuesto, las erupciones solares llamadas prominencias. Los niños, al descubrir estos filamentos que se extienden más allá del limbo, a menudo se refieren a ellos como el "cabello" del Sol. Aceptemos esta comparación tan gráfica. Las erupciones pueden ser pequeñas, medianas o grandes.
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
La aparición de manchas y erupciones no es constante, sino que sigue un ciclo de actividad de 11 años. El último pico de actividad se produjo en 2024, por lo que tenemos grandes erupciones a diario, que satisfacen nuestro deseo de lo fantástico. Solo con este tipo de instrumento podemos observar el Sol.
Una estrella es como una enorme olla hirviendo, como una olla de agua para cocinar fideos; a veces se desborda.